Mucho se ha hablado últimamente de la inglesa Anna Calvi, de su energía queer, y por supuesto de su último álbum Hunter, el cual presentó anoche en la sala Changó Club de Madrid. Un álbum que la propia Calvi describe como primario, bello, vulnerable y fuerte, y donde la mujer es el centro de todo.
En un Changó Club repleto de un público ansioso, la artista inglesa salía al escenario demostrando sus habilidades instrumentales con un gran solo de guitarra que le llevaba, a ella y a su banda, a comenzar con la primera canción de la noche, Indies or Paradise (Hunter, 2018). Un tema donde los sonidos de la guitarra y la batería se unen creando una atmósfera intensa, mientras Calvi vuelve a nuestros instintos primarios cantando “crawling through the trees like an animal” (arrastrándose entre los árboles como un animal).
La noche avanzaba, y la multiinstrumentista inglesa nos seguía presentando canciones de su nuevo álbum Hunter (Domino Recording Company, 2018), como la esperada As a Man y Wolf Like Me. En Don’t Beat the Girl out of My Boy, una de las canciones más conocidas de Hunter, Calvi hacía frente al género, se ganaba al público y se acomodaba en el escenario madrileño. La energía fluía, y a medida que avanzaba la noche la artista nos regalaba más solos, y acomodada, acababa cantando en el suelo mientras miraba fijamente al público como una verdadera cazadora.
La riqueza y la calidad instrumental abundaban en la sala, al igual que su voz. Una voz que entre reverberación y reverberación, seducía a los presentes.
Sin embargo, el momento mágico de la noche llegaba con No More Words (Anna Calvi, 2011), donde, entre nubes de vapor y luces, la artista jugaba con una voz más expresiva que dejaba al público asombrado.
La velada comenzaba a llegar a su fin, y Calvi interpretaba la peliculera y soñadora Swimming Pool (Hunter, 2018), donde nos vuelve a demostrar su potencia vocal. Finalmente, el concierto llegaba a su fin, y la cantante inglesa se despedía con Suzanne And I, un tema que habla sobre conocer a alguien en tus sueños, y una cover de Ghost Rider del dúo americano Suicide.
Su estilo oscuro, pero romántico y apasionado acabó por persuadirnos, y demostrarnos que en ocasiones puede estar tanto a la altura de una estrella del rock como de cualquier gran guitarrista.