Siempre que escribo sobre Jazz me sale un tono concerniente. Una música que está pensada no solo para escucharla, sino más bien, para poder sentirla. Ayer, mediante sutiles melodías y letras profundas se construyó un puente que conectó Rio de Janeiro y Barcelona. La parada obligatoria fue Madrid, en un oasis con olor a jazmín en medio del frenético y ajetreado ritmo de la ciudad.
Concierto tras concierto las Noches del Botánico, ofrecen a los madrileños (y a los que no lo son) un combinado perfecto; esplendidas instalaciones, entorno privilegiado, artistas de gran nivel tanto nacional como internacional y sobre todo una cercanía inmejorable entre el público y los músicos. En resumen, una velada única e irrepetible donde las noches de verano tienen música propia.
El 24 de junio fue el turno del carioca Milton Nascimento y de Andrea Motis. Experiencia y juventud, donde el primero nos enseña y la segunda nos sorprende. Dos artistas de grandísimo nivel que nos mostraron como no hay fronteras ni barreras que la música no pueda superar.
A las 21:00 empezó el primer concierto, Andrea Motis era la protagonista. La joven trompetista y saxofonista de Jazz nos encandiló nada más empezar. Nos presentó su nuevo álbum titulado “Do outro lado do azul”; un proyecto intrigante y adictivo. Alejado en cierta manera de la corriente estadounidense, nos atrae con ritmos brasileños y mediterráneos. Un homenaje a la música en portugués donde nos mostró canciones como “Record De nit”, “Sombra De Lá” o “Dança da Solidão”. Esta última con un solo de trompeta digna de una virtuosa del jazz como es Andrea.
Aunque el momento álgido vino con su interpretación del tema de Joan Manuel Serrat “Mediterráneo”. Andrea con su voz nos trasportó a todos los asistentes a una pequeña cala del litoral mediterráneo, donde predominaba el verde de los pequeños pinos y el intenso azul de un mar calmado y todo ello sin salir del jardín botánico. Cuando el sol se estaba poniendo y todos los espectadores creíamos que el concierto había acabado, el viento nos llevó a una playa en forma de media luna, apodada como la Princesita del Mar, y más conocida como Copacabana. Su canción titulada “Brisa” nos dejó en Rio de Janeiro, con nuestro nuevo guía Milton Nascimento.
Hablar de Milton son palabras mayores. Una de las leyendas de la música brasileña. Un cantante que marcó un antes y un después en la música popular brasileira (MPB). Con una trayectoria de 47 años que le avalan, a sus 76 años, nos demostró que la juventud es un estado de ánimo, relatándonos con sus canciones las trasformaciones políticas y sociales que ha vivido Brasil. Hablándonos de amor, de esperanza, pero también de desamor o injusticias.
Dentro de su tour por Europa titulado “El club de la esquina” como su álbum de 1972, unos centenares de personas pudimos disfrutarle en directo. Nos impresionó con más de una docena de temas, canciones como “Coração de Estudante”, “Canção da América”, “Um Girassol da Cor de Seu Cabelo” o “nada será como antes” hicieron que no pudiéramos parar de bailar y aplaudir.
Una de esas canciones que tocaron nuestra fibra sensible fue la canción “Dos cruces”, un bolero tan conocido como todas las versiones excelentes que tiene. Milton nos sorprendió con un perfecto castellano (como lo hizo por primera vez en 1972) donde el vitoreo del público fue ensordecedor. Otra de esas canciones emotivas fue “Ponte de Areia” donde todo el público empezó a cantarla a capela. Si creíamos que no nos podía sorprender más de lo que ya había hecho, nos equivocábamos. Aún le dio tiempo a invitar a Andrea Motis al escenario, viendo un dueto digno de película y sobre todo a entregarnos uno de sus mayores himnos, “María, María”, para hacerlo nuestro.
Así fue el concierto de Andrea Motis y Milton Nascimento en las Noches del Botánico, el lugar donde los atardeceres tienen una banda sonora propia.