El jueves 4 de julio nos tocó vivir otro atardecer mágico en Las Noches del Botánico. Sabías que era un día especial según te ibas acercando al recinto ubicado en la Universidad Complutense. Millares de personas, de todas las edades, aguardaban para poder entrar y disfrutar de un espectáculo que en cierta manera todos nos merecemos contemplar. Los alocados e incondicionales de la 2 tone ya estábamos ahí, esperando impacientes, con nuestras camisas de cuadros blanquinegros, algunos con tirantes y botas Dr Martens, otros con sombreros tipo Fez o de Salacot. Aunque lo que más sobresalía eran las patillas en el rostro de muchos de los asistentes, de todas las formas y todos los tamaños. Es lo que tiene los conciertos de Ska, eso y que la ley de la gravedad no funciona igual que en el resto del planeta, ya que las plantas de los pies en contadas ocasiones pisan la superficie.
Diez años habían pasado desde que la banda británica nos visitó por última vez y en esta ocasión lo harían por todo lo alto, celebrando su 40 aniversario, ante un público conformado por más de 3500 personas que en ningún momento dejaron de bailar. Madness nos enseñó que el sol británico no se encuentra en el cielo, sino en su música.
Pero tenemos que empezar por el principio. Eran las 21:00 en punto, y, en esta fiesta no solo actuaba Madness. Con ímpetu y vitalidad subió al escenario un cuarteto que también estaba de celebración. Llevan 20 años en la carretera demostrándonos que las barreras de la música están para saltarlas. Los Dead Capo, una banda madrileña de alto riesgo y difícil clasificación. Un saxo, un contrabajo, una guitarra y una batería les bastaban para demostrarnos como se debe hacer música instrumental. Un combinado armónico de diferentes estilos (funk, jazz, swing surf…) estaban poniendo los cimientos para un concierto difícil de repetir.
La formación, tenía la difícil tarea de abrir la jornada de las Noches del Botánico, aunque tan solo les basto entonar su primera canción; “no mames “, para animar a las personas que ya se encontraban dentro del recinto. Tras 11 canciones más, con títulos como: “Pies de Lodo”, “por las sombras” o “Bladerunner”, la comunión entre el público y el grupo era una realidad.
Tras la actuación de los Dead Capo, se realizó un pequeño descanso de 20 minutos. Teníamos la necesidad de recuperar el aliento antes de la puesta en escena de Madness. A las 22:20, justo cuando el cielo empezaba a oscurecer, los miembros de la banda salieron a la palestra, todo ello acompañado de un espectacular video de fondo.
Cuando hablamos de Madness, estamos tratando con uno de los mejores grupos de ska internacional. Influencias de reggae, pop, rock, o punk podemos encontrar en su repertorio. Una banda que empezó abrirse camino en 1979 y que tras 40 años siguen más jóvenes que nunca.
El concierto que ofrecieron fue una de esas fiestas a la vieja usanza: bailando sin parar desde la primera canción. Daba igual de donde vinieses (había una cantidad asombrosa de ingleses entre el público) o edad que tuvieses. Un aire de alegría inundo el concierto, desde el principio hasta el final.
Prácticamente todavía no nos habíamos acomodado, cuando empezó a sonar uno de sus himnos: “One Step Beyond”. Un tema escrito por Prince Buster, pero mundialmente conocido por la banda de Suggs y compañía. Qué comienza con un monólogo de uno de los miembros dirigiéndose al oyente a que baile y no pare: “You better start to move your feet”. Tomamos su palabra, y ninguno de los millares de espectadores que estábamos allí congregados pudo parar en toda la noche.
El concierto fue una mezcla perfecta de grandes canciones de su primer disco como: “My Girl” o “The prince”, con su último disco como “Mr Apples”. Canciones más movidas como “Baggy Trousers” y otras más tranquilas como “One Better Day”. Veintiuna canciones que repasaron toda su discografía.
Dicen que los finales suelen ser tristes, pues en este caso, no fue así. Los cuatro últimos temas que tocaron fueron una auténtica maravilla. Desde “Our House” hasta “Night boat to cairo” pasando por “It must be love” y “Madness”.
Así fue el concierto del 40 aniversario de Madness en las Noches del Botánico. Un espectáculo difícil de repetir y que hizo retumbar a una ciudad entera. Demostrando que con su música nuestros corazones no pudieron parar de palpitar.