Hambre y ganas de ver la gira presentación del último lp de Superchunk es lo que yo tenía el pasado jueves. Si el concierto se programaba en una de las mejores salas de Madrid (But) y como teloneros abrían The Ships, reunidos para la ocasión tras 4 años de silencio, miel sobre hojuelas.
Y ahí estábamos más de 150 almas cuando arrancaron los primeros acordes The Ships, capitaneados por Dani Llamas, contando entre su tripulación con el respetado productor Paco Loco empeñándose, a base de guitarrazos, en recordarnos que él ya tocaba la guitarra en Australian Blonde.
Y aunque al público le costó un par de canciones entrar en calor, pronto sucumbieron al exquisito Power Pop académico que interpretan, refrescándonos a los Plimsouls o los Stem de la época. Es imposible hacerlo mejor. Y es que el power pop es ese género infravalorado, que se caracteriza por no tener detractores ni demasiados fanáticos.
Concierto refrescante, con un toque de sofisticación y de fácil digestión. Gazpacho de sandía.
Y una vez abierto el apetito y ya con más de 400 comensales en la sala, deseosos de hincarle el diente al plato principal, se presentaban sobre el escenario los deseados Superchunk.
La banda de Mac McCaughan venía dispuesta a no dar tregua y arrancaron el concierto con “What a Time to Be Alive” canción que da título también a su último lp editado el año pasado.
Cierto es que la banda ha perdido presencia desde que la colíder y bajista Laura Ballace no les acompaña en directo por sus problemas de oído. Pero aún se nota su mano en la composición y arreglos de varios de los temas. Tarea que compagina con la certera dirección (junto con McCAughan) del sello discográfico Merge Records.
Entusiasmo y guitarrazos es lo que prometían y no defraudaron. La veterana banda lleva desde los 90 regalándonos himnos indies, de punk y power pop desde los 90, con menos atención mediática que bandas contemporáneas como The Posies o los Pixies; pero con una legión de fieles seguidores que disfrutaron del concierto y de los bises, cerrados con una su legendaria “Slack Motherfucker”.
Y aunque se me antoja que el respetable recibió el espectáculo de saltos y melodías guitarreras con tibieza, los rostros relajados y alegres de los que me rodeaban demostraban que el menú había sido satisfactorio, contundente y correcto. Carrilleras al jerez.